Ilustraciones


Ilustraciones del "Libro de Artistas de Platero y yo" del autor Juan Ramón Jimenez

  • El loco (Capítulo séptimo)   

Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombrero negro, debo cobrar
un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero.
Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles,
blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos,
aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas barrigas tostadas. Corren detrás de nosotros.
Chillando largamente:
—¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!...
Delante “está elcampo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado
añil, mis ojos —¡tan lejos de mis oídos! —se abren noblemente, recibiendo en su calma esa
placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el sinfín del horizonte...
Y quedan. allá lejos, por las altas eras, unos agudos
gritos, velados finamente entrecortados, jadeantes, aburridos:
—¡El lo...co! ¡El lo...co!
Aguatinta 2010

  • El niño tonto (Capítulo diecisiete) 
Siempre que volvíamos por la calle de San José, estaba el niño tonto a la puerta de su casa, sentado en su sillita,mirando el pasar de los otros. Era uno deesos pobres niños aquienes no llega nunca el don de la palabra ni el regalo de la gracia; niño alegre él y triste de ver; todo para su madre, nada para los demás. Un día, cuando pasó por la calle blanca aquel mal viento negro, no vi ya al niño en su puerta. Cantaba un pájaro en el solitario umbral, y yo me acordé de Curros, padre más que poeta, que, cuando se quedó sin su niño, le preguntaba por él a la mariposa gallega:
Volvoreta d’aliñas douradas...
A hora que viene la primavera, pienso en el niño tonto, que desde la calle de San Josése fue al cielo. Estará sentado en su sillita, al lado de las rosas únicas, viendo con sus ojos, abiertos
otra vez, el dorado pasar de los gloriosos.
 Aguatinta y Azúcas 2010

  • Camino (Capítulo ciento cuatro) 
¡Qué de hojas han caído la noche pasada, Platero! Parece que los árboles han dado una vuelta y tienen la copanen el suelo y en el cielo las raíces, en un anhelo de sembrarse en él.
Mira ese chopo: parece Lucía, la muchacha titiritera del circo, cuando, derramada la cabellera de fuego en la alfombra, levanta, unidas, sus finas piernas bellas, que alarga la malla gris.
Ahora, Platero, desde la desnudez de las ramas, los pájaros nos verán entre las hojas de oro, como nosotros los veíamos a ellos entre las hojas verdes, en la primavera.
La canción suave que antes cantaron las hojas arriba, ¡en qué seca oración arrastrada se ha tornado abajo!
¿Ves el campo, Platero, todo lleno de hojas secas?
Cuando volvamos por aquí, el domingo que viene, no verás unasola. No sé dónde se mueren.
Los pájaros, en su amor de la primavera, han debido de decirles el secreto de ese morir bello
y oculto, que no tendremos tú ni yo, Platero...
Aguafuerte 2010

  • La llama (Capítulo ciento once)
Acércate más, Platero. Ven... Aquí no hay que guardar etiquetas.
El casero se siente feliz a tu lado, porque es de los tuyos.
Allí, su perro, ya sabes que te quiere. Y yo, ¡note digo nada,Platero!...! ¡Qué frío hará en el
naranjal!
Ya oyes a Raposo:
“¡Dioj quiá que no je quemen esta noche muchaj naranja!”
¿No te gusta el fuego, Platero? No creo que mujer desnuda alguna pueda poner su cuerpo con la llamarada. ¿Qué cabellera suelta, que brazos, qué piernas resistirían lacomparación con estas desnudeces ígneas? Tal vez no tenga la Naturaleza muestra mejor que el fuego.
La casa está cerrada y la noche fuera y sola; y, sin embargo, !cuánto más cerca que el
campo mismo estamos, Platero, de la Naturaleza, en esta ventana abierta al antro plutónico!
El fuego es el universo dentro de casa. Colorado e interminable, como la sangre de una herida del cuerpo, nos calienta y nos da hierro, con todas las memorias de la sangre.
Platero, ¡qué hermoso es el fuego! Mira cómo allí, casi quemándose en él, lo
contempla con sus vivos ojos abiertos.
¡Qué alegría! Estamos envueltos en danzas de oro y danzas desombras. La casa toda
baila, y se achica y se agiganta en juego fácil, como los rusos. Todas las formas surgen de él, en
infinito encanto: ramas y pájaros, el león y el agua, el monte yla rosa.
Mira: nosotros mismos, sin quererlo, bailamos en la pared, en el suelo, en el techo.
¡Qué locura, qué embriaguez,qué gloria! El mismo amor parece muerte aquí, Platero.
Aguatinta 2010



Ilustracion del "Libro de artistas de Lole y manuel"

  • Oscura plata
Si me fuera tras el rio cantando al son de su agua tal vez se me quitaría mi llanto de oscura plata.
Si me miraran tus ojos para asomarme a tu alma quizás se me quitaría esta penilla tan larga.
Si me prendiera en tu risa de campanillas quien sabe si floreciera mi antigua voz marchita.
Ay que dolor que dolor de tus ojos que dolor que dolor de tu boca que dolor
Quien va a besarte  y mirarte Cuando no te mire yo
Que dolor cuando la gente te pisa las flores de tu ilusión
Que dolor
Que dolor
Que dolor
Con lo bonito que eres
Que no tengas corazón
Acuarela 2013

  • Bulería de la pena:
Qué pena más grande, amor, que te recuerdo sin pena.
Qué pena que no hay cadenas que nos aten a los dos.
Qué pena de brisa y flor, qué pena de risa y beso, qué pena de todo eso, qué pena más grande, amor.
Qué pena que no soñaras con mi voz y con mi ser.
Qué pena de amanecer que desperté sin tu cara.
Qué pena más grande, amor, que me entregué a tus espadas,
que en la mar de tu mirá me quedé amarga y sin sol.
Qué pena que no supiera ni entenderte ni entender.
Qué pena que no fue nada y todo lo pudo ser.
Qué pena, qué pena,
qué pena más grande, amor,
que te recuerdo sin pena
Acuarela 2013



Ilustración del Libro "De carretera" de Pablo Alonso
  • Y los pájaros
Grafito 2013

  • Tercera hora
Lápiz 2013



Ilustración del poema "Otoño" de Juan Ramón Jimenez

  • Otoño

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.

 Acuarela, boli y algo de lápiz 2014


  • Libro de artistas Jack y las judias mágicas:

Había una vez, una pobre viuda que vivía sola con su hijo y como único bien, una vaca lechera.
 

Linóleo 2013

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